La isla de los tres objetos: Parte 4
El viento se había alzado, las nubes se habían ennegrecido y la humedad había aumentado todavía más. Mariela sabía que dentro de poco llovería torrencialmente. ¿Serían los monzones? No tenía ni idea, pero caería algo más chungo que los clásicos chispeos de su pueblo. Qué ilusión. Se encontraba en ese momento, bajo la atenta mirada del cámara, golpeando hojas de un árbol con la pala. -¿Que por qué… quiero hojas? -dijo con dificultad. La hoja no quería romperse-. Las necesito para tapar el agujero o mi duro trabajo de esta semana y media se irá a tostar. Cuando terminó con su labor, se limpió el sudor de la frente y se observó las manos. Secas, duras, sucias por la tierra y la arena. -¡Cómo cambia la vida cuando te preocupas solo por sobrevivir! ¿No crees, Mario? -Mariela miró hacia Mario… O más bien, hacia donde estaba Mario-. ¿Eh? ¿Mario? ¿Te fuiste sin avisar? Junto al típico agujero que hacía en la arena para que Mario no pudiera irse rodando hacia la orilla había unas en...